Amo los ojos que nombran
la piel en voz alta,
sumando miradas que buscan caminos
y buscan ventanas
y forjan destinos
y encuentran sus alas.
Amo el nocturno silencio
de toda palabra.
Amo la sombra que nace
en mitad de la nada,
en medio de la sala
y se planta insolente
a decirme a la cara
¡levántate y anda!
Amo las noches oscuras
y las mañanas claras.
Las cosas que duran,
la fortaleza innata,
los claros de luna,
las guerras de almohadas,
la voz que susurra,
la mano que abraza,
un destello de ternura,
una caricia en la espalda,
un piano que se anuda
entre los dedos del alba.
Amo…
Amo la página en blanco
que tiembla en el alma,
preñada de verbos,
de salivas extrañas,
de lenguas y besos,
de melodías largas,
de latidos inciertos,
de lágrimas inexactas,
exentas de tiempo
con sus letras ávidas.
Amo encontrar los resquicios,
hallar el rastro perdido,
pegar los pedazos rotos,
desechar el inservible olvido
y sentir como poco a poco
y aún en medio de la nada,
se renueva mi latido.
Amo las noches oscuras y las mañanas claras. La fortaleza innata y el alma que tiembla de lenguas y besos....
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